viernes, 22 de febrero de 2008

¿TODOS TENEMOS UN DIAGNÓSTICO?

I° Congreso de Salud y Gastronomía
Organizado por el Hospital Pediátrico del Niño Jesús
junto al Instituto Superior de Capacitación - Interchef
Mesa redonda sobre el valor psicoafectivo de la comida y trastornos alimentarios Córdoba, 17 y 18 de mayo 2007

Lic. Claudia Huergo.
Docente UNC. Fac. de Psicología. Cátedra de Psicoanalisis
Movimiento Social de Desmanicomialización y Transformación Institucional

Esta vez, frente a esta invitación a este Congreso, me vi en aprietos. Debo confesarlo. Hasta hace unos días pensaba ¿qué tengo yo para decir que pueda interesar en un Congreso de Gastronomía y Salud? Hoy agradezco el aprieto en que me pusieron los organizadores en la medida que me desafió a explicitar mis razones, que nunca son tan racionales, que siempre empiezan como prejuicios.

Uds saben que en materia de ciencia está muy mal visto que uno tenga prejuicios. La ciencia parece algo puro, limpio, cristalino, que sólo admite mediciones de laboratorio. El tema es que mientras la ciencia la hagan los científicos, y los científicos sean humanos, nada va a ser ni tan puro ni tan límpido ni tan cristalino.

Mi primer prejuicio toma entonces esta vía. Me propongo encontrar lo humano en lo que parece una vía hecha para que lo humano salga de allí. Por eso, como decía Lacan, la elección de la ciencia no puede hacer otra cosa que dejar al sujeto fuera. En esta línea me propongo tomar también el lema de este Congreso “El hombre es lo que come”

Voy a tratar de explicarme a través de ciertas imágenes que me vinieron como instantáneas a la hora de pensar este tema, y lo que esas imágenes me pusieron a pensar. La primera referencia no fueron los grandes manuales de psicología ni las últimas estadísticas de la OMS. Fue un poeta y cantautor español, Joaquin Sabina, y la letra de una de sus canciones, lo que vino a mi mente. Rápidamente lo deseché ya que pensé que venir a hablar de Joaquin Sabina a un Congreso iba a parecer muy poco científico. Pero la verdad, que así como se nos pegan algunos estribillos que no nos dejan pensar en otra cosa, así me pasaba a mí. Hasta que decidí darle lugar a esta canción, a esta idea, y ver adónde me llevaba. ¿Qué hace Sabina en su canción? Empieza describiendo sucesos históricos que echan por tierra los ideales de la modernidad, habla de la muerte de las ideologías, y muestra el avance del mercado y el consumo erigiéndose en los nuevos amos discursivos y políticos. “No habrá revolución es el fin de la utopía, que viva la Gastronomía…y uno no sabe si reír o si llorar, viendo a Trosky en Wall Street fumar la pipa de la paz…”
Este es el estribillo. En cada repetición, a la muerte de algo, le sigue una sustitución: una vez nombra a la gastronomía sustituyendo a la utopía, otra vez a la bijoutería, otra vez a la peluquería. Y dice, -sin decirlo- que estas “cosas” tendrán valor en tanto sustitutos “de”. Sabina describe con una maestría y una belleza poética contundente, la estrategia que el Mercado y el Consumo operan -vía esta sustitución y desplazamiento-: allí donde algo cae, otra cosa se va a erigir en lugar “de”. Y de algún modo dice también que ese tropiezo, esa caída de las ideologías va a ser implementada como estrategia por el Mercado. Que es como decir: el Mercado no está esperando que algo caiga para proponerse allí en lugar de lo que estaba antes. El Mercado “da su empujoncito” para provocar esa caída.
Supongo que ahora empiezan a entender mi prejuicio, y mi sospecha: el avance de la Gastronomía ¿será como dice Sabina una estrategia de mercado, que nos propone Gastronomía en lugar de Ideologías, Gastronomía en lugar de Políticas? Bueno acá las cosas me empezaron a interesar más. Y empecé a confirmar lo que hace mucho sospecho: nunca son los científicos sino los poetas y los artistas los que primero develan, visibilizan y denuncian la estructura del Poder funcionando como un operador en la construcción de la realidad. Y en la naturalización de algunas prácticas, que a partir de ese momento empezarán su ascenso hacia la hegemonía. Es decir: no vemos sino lo que el discurso imperante nos permite ver. Y sólo los contradiscursos (como el arte) pueden denunciar esa operación, y traer a la luz lo que está velado.
Bueno, yo no quiero que la gastronomía venga en lugar de las ideologías, los debates políticos, la necesidad de repensar nuestra historia y nuestros problemas. En todo caso que la gastronomía ocupe el lugar de la gastronomía. Sin embargo Joaquin Sabina hace 15 años ya me lo anunciaba a través de su canción. Veamos si Sabina se equivoca.
Veamos hechos.
Simplemente miremos un poco y hagamos eso que parece que sólo hacen los especialistas y las grandes encuestadoras: estadísticas. ¿Cuántos programas de debate y discusión política hay? Cuantos de Gastronomía y Salud? Cuantas mesas de debate se arman para hablar de políticas en Salud, de cómo se distribuye el dinero, qué se investiga, y qué se deja de investigar? Cuantas mesas de opinión se arman para hablar de los nuevos males y los nuevos riesgos y peligros de la alimentación? Qué Congresos tienen auspicios de grandes empresas y laboratorios, que temas se tratan allí? Qué congresos quedan por fuera de esta distribución, y qué temas se tratan allí? ¿Cuántos políticos son invitados a debatir en programas y a dejarse interpelar por el público? Cuantos políticos son invitados a cocinar en los programas de entretenimiento? Cifras contundentes estas también. Pero nadie habla de eso. Se confirma mi hipótesis.
El Mercado busca nichos, e instala temas. Mi sospecha es que eso, ya llegó hace mucho al campo de la salud. Llegó de la mano del control social y una mixtura muy potente, que va entramando cada vez más Ciencia y Mercado, al punto de hacerlos indiferenciables uno de otro. Esa mixtura entre Ciencia y Mercado se llama hoy la política de la detección de nuevos casos. La política del riesgo y de la seguridad. Los diarios titulan insistentemente: “Los últimos estudios arrojan cifras alarmantes…” “cada vez más casos … de” …. “Un relevamiento muestra que creen los casos de…..” Preocupación en las autoridades por el avance de nuevos casos de….” “Especialistas alertan sobre …” Instalar la alarma. Instalar el miedo. Los “Especialistas” pasan a ser los nuevos operadores de esta trama, junto al poder Mediático que los posiciona en relación al nuevo Mercado de consultas que se abre allí. Estas prácticas discursivas pueden rastrearse fácilmente haciendo por ejemplo un seguimiento de los titulares y el tratamiento de la noticia. Si seguimos durante un tiempo estos titulares, fácilmente nos encontraremos con el quid de la cuestión. … a qué debemos temer hoy? A la inseguridad, a la muerte violenta, a los accidentes de tránsito, y a la enfermedad.

No se Uds, pero yo no encuentro titulares que hablen del avance alarmante de la colonización de la clase media por el discurso de la inseguridad, que lleva a que cada vez más pobladores quieran armarse, implementar justicia por mano propia, pidan endurecimiento de las penas, penas de muerte en los posible (¡eso también mata!!) Pero, mientras los titulares no lo digan, no debemos temerlo. Tampoco debemos temer al vaciamiento ideológico de lo debates, ni a la despolitización de los espacios de trabajo. No debemos temer a la precarización laboral, ni a los contratos basura, ni al trabajo esclavo, ni a la hiperconcentración económica en manos de unos pocos. No debemos temer a dictadura económica, ni a los bolsones de pobreza. ¿Porqué nadie diagnostica esto, y la incidencia que esto tiene en los procesos de salud enfermedad de la población?
En lugar de esto, sí debemos temer a padecer un trastorno alimentario, un cuadro de stress o cansancio crónico, un ataque de pánico, o una depresión. Por que podemos estar enfermos de esas cosas y no de lo anteriormente enunciado? Hay toda una maquinaria prevista para recoger lo que siembra. Siembran terror, recogen casos. Por eso pululan ofertas integrales de atención en salud “de algo”, cada vez más integrales y mas personalizadas. Planes de atención hechos a su medida. A la medida de su terror a enfermar. A la medida de la salud que usted pueda pagar. Al Mercado no le preocupa que ese mensaje vaya a irradiar también a los que no tienen con que pagar o que ya pagaron el costo de la exclusión, se cayeron del sistema, se dice. Y entonces esos caídos también enfermarán de lo que se todo el mundo que “puede” enfermarse se enferma. Y entonces la “enfermedad de la abundancia” como se le llama abundará también … entre los que sólo abundan en penas. Y harán estallar los hospitales públicos. Entonces los diarios titularán: “La epidemia se extiende…ya no distingue clases sociales: afecta a ricos y pobres”. “Las consultas sobrepasan la capacidad de atención de los nosocomios…” Bueno, la enfermedad no discrimina, es muy democrática !!!! El Mercado tampoco, es muy igualitario!
La colonización también llega a los profesionales, que dejan de poder leer adecuadamente los datos de la realidad, y se ven constantemente sobrepasados por demandas que no logran encauzar en la medida que no develen que no se trata de diagnósticos, sino de pobreza y precarización, ya no sólo como dato económico. Pobreza y precarización en la posibilidad de lectura de la realidad. Pobreza y precarización en la capacidad de avanzar en la resolución de conflictos. Pobreza ideológica, pobreza política. Una pobreza que no se va con unos añitos de reactivación del consumo y cuotas. Una pobreza que hipoteca nuestra subjetividad a largo plazo.
Pero volvamos al Mercado, al que sí funciona. Al que goza de excelente salud. Como decíamos, todos estamos a punto “de estar gravemente enfermos” y no lo sabemos, hasta que alguna operación de discurso, y de mercado, nos lo recuerda: ¿no será Ud uno de los tantos afectados de…y todavía no lo sabe? A ver, llene este cuestionario … bueno, todavía no está dentro de la franja de los afectados, pero ya entra en la franja del riesgo.
[1] –. Así que esté atento, por que cuando se descuide, pasará a engrosar la lista de los afectados de…
Miren sino en este campo de los trastornos de alimentación. Ahora ya no es sólo Bulimia, Anorexia, Obesidad, vamos por más…Vigorexia, Ortorexia. Entramos en la Psicología de los Perfiles y las Conductas Típicas. Ahora hay gente obsesionada por llevar una vida saludable, y eso es una enfermedad: Ortorexia
-Pero cómo, no era que me iba a enfermar gravemente si no llevaba una vida saludable?
-Si,.. pero no, por no querer enfermarse Ud ya se enfermó, de la enfermedad de no querer enfermarse. Le parece que está muy sano, pero en realidad está muy enfermo. Y como no se da cuenta, para eso estoy yo aquí, Especialista en Enfermedades Nuevas, para sacarlo de su ignorancia y concientizarlo de que haga rápido una consulta…antes de que enferme mas gravemente y esto sea irreversible …
De este modo los “perfiles psicológicos” capturan cada vez más subjetividades, y las patologizan. Los que van al gimnasio, los que se miran mucho al espejo, los frecuentadores de dietas…Imagínense que ahora entra aquí un estudiante de Psicología, haciendo su trabajo final, con la hipótesis de que muchos de los que estudian Gastronomía se vuelcan a esta profesión porque padecen o están en riesgo de padecer un trastorno alimentario. Entonces Uds van a entrar de golpe y porrazo en el perfil: pasan mucho tiempo en la cocina, haciendo preparaciones para que coman otros, manipulando alimentos, que después no comen. Son muy perfeccionistas y autoexigentes ya que se pasan horas viendo donde va el rulo de zanahoria en el plato. Están preocupados por el valor calórico de los alimentos, conocen al dedillo las propiedades del los alimentos... Uds hacen eso, o no? Pues ya entraron en ese perfil. Son una población quizá no afectada, pero de riesgo. El próximo perfil, va a ajustar un poco más el target. Porque muchos quedaron fuera de ese campo de posibles consultantes….y el mercado necesita crecer y renovarse. El nuevo perfil va a decir entonces: “esos sujetos además tienen preferencias por carreras como Nutrición y Gastronomía, suelen usar gorros y delantales blancos, sonríen en las publicidades al lado de un plato bellamente decorado”. “Buscados”. Si Ud conoce alguno así, llévelo al Centro de Atención Integral más cercano a su domicilio. No pierda tiempo. Aunque se resista. Es por su bien. Es para salvarle la vida…” ¿Ya ven Uds cómo se construye ese “hay cada vez más casos de…” y allí entonces hay una sustitución, como la que describía Joaquin Sabina. En lugar de decir “El Mercado de las consultas debe crecer…” El Mercado del fármaco debe crecer…” Allí donde debería decir una cosa, dice otra. Esa es la lógica de la sustitución.
Todos tenemos un diagnóstico atado al cuello. Todos conformamos un mercado de potenciales consultantes. Es una industria floreciente.
Uds entenderán ahora por qué mis prejuicios, y lo que considero una saludable paranoia: en cualquier momento me van a dar vuelta la etiqueta, y me voy a desayunar como portadora de algún diagnóstico.
Entenderán también porque desconfío de que “de repente” en unos pocos años, la Gastronomía esté siendo anexada al Mercado de la Salud.
Como se darán cuenta, el Mercado anexado al Discurso de la Ciencia y sus operadores de prensa y difusión, los Medios y los Especialistas, florecen, y frente a eso, tendremos que tomar una decisión política: de que lado estamos. O somos parte de esa industria floreciente y aprovechamos para servirnos de las bondades de ese mercado –mientras dure, por que la lógica de las sustituciones funciona rápido: la gente descubre rápido que la felicidad no viene de la mano de las biopuritas, así que si decidimos seguir esa ola pensemos que de aquí a unos años vamos a tener que reconvertirnos para encontrar otro nicho, vaya saber en un Congreso de qué nos cruzamos…
O vamos a tener que desprendernos del lastre del Mercado para recuperar nuestra subjetividad de trabajadores de la Salud. Empezar a definir nuestros problemas locales, dejar de perder tiempo llenando cuestionarios que nos imponen los Organismos Internacionales, para colonizar también nuestra capacidad de estudio e investigación. Asumirnos empobrecidos, precarizados, pero avivados, despiertos a nuestra realidad política, ayudando a la gente construir subjetividades de resistencia y de insurgencia frente a la aplanadora del Mercado. Ayudándoles a construir cuerpos políticos, con espesor, con límites y con potencialidades. Ayudándoles a pensarse como sujetos políticos, históricos, por lo tanto como sujetos de opciones y de elecciones. En mi práctica clínica, descubro cada vez más eso: el valor salutífero de asumirse sujetos históricos.
Antes de terminar, una ultima confesión: porqué estoy tan enojada con la Gastronomía, cuando funciona como sustitución “de”…como dice Joaquín Sabina. Mi abuela -que fue una inmigrante que se vino huyendo de la guerra en Europa, y que tiene hoy 95 años,- cocinaba muy rico. Y como buen gourmet, no develó todos sus secretos de cocina: algunos, parece que piensa llevárselos a la tumba. Yo creo que está en todo su derecho. No sea que alguien venga a decir que la podremos sustituir.
Su cocina estaba llena de olores, de sonidos, de sabores. Su cuerpo en la cocina, como en la vida, tenía un espesor, tenía una historia, sufría, se cansaba, sudaba, puteaba. Y eso era parte de lo que cocinaba. Era parte de lo que nos servía a la mesa los domingos. De eso nos alimentó tantos años. “El hombre es lo que come”, dice el lema de este Congreso. ¿Cómo puede medir la Ciencia lo que yo comía esos domingos? ¿Dónde entran, en sus mediciones, el gramaje del sudor? ¿y la puteada de mi abuela? Y lo que no voy a comer más?, y lo que nunca quise probar porque estaba segura que no me gustaba? Cómo van a medir eso? En qué perfiles lo van a endosar? Todo el régimen de deseancia, como le llamo R. Rodulfo a esas primeras operaciones psíquicas que se efectúan sobre la comida, quedan por fuera de la Ciencia.
Yo, cuando trabajo con alguien que “sufre alrededor de la comida”, abro la dimensión de su historia, no de la ciencia. Eso nunca cabe en un diagnostico, por eso la operación de la Ciencia es fallida. Y política, aunque se diga aséptica. Y humana, aunque reniegue de ello. Uds. vieron las absurdidades que se hacen a veces en nombre de la Ciencia. La película “21 gramos” lo muestra. Pretenden medir lo que pesa el alma.
La ciencia se vuelto un gran “des-almadero”, como dice un amigo de luchas.
[2]
La gente está enferma de eso. Lo denuncia a través de sus síntomas, de su padecimiento. La industria del diagnostico, opera como ese desguase, que aplana y aplasta subjetividades debajo de diagnósticos. Aplasta y aplana en la medida que oculta las razones historico-politicas y económicas del padecimiento.
La ciencia avanza, y ya vemos en que dirección. Por suerte, a la ciencia, la hacen hombres. A lo mejor tengamos que poner la esperanza allí.
En hombres que empiecen a renegar de esa ciencia, en hombres que hagan otras politicas, y se animen a ser mas artistas y menos cientistas. Que puedan a través de sus prácticas operar un contradiscurso. Que puedan desprenderse de ese lastre de la imagen hecha a la medida de la felicidad del consumidor, para apropiarse de un cuerpo, que como el de mi abuela, es un cuerpo histórico, político, social. No hay biología humana sino en esas redes. No hay vida fuera de esas redes. Espero que puedan aportar, desde su deseo y desde su práctica, elementos que ayuden a seguir tejiéndolas.


Claudia Huergo
Córdoba, 18 de mayo de 2007
[1] De más está decir que para este tipo de “investigaciones” que en realidad son operaciones de política de mercado, sí hay fondos. Las organizaciones internacionales subsidian con gusto estas operaciones sobre el tercer mundo, y hacen saber así su gran preocupación por nuestra salud… ¡!!
[2] Fernando Ceballos, autor de “El manicomio: crónicas de una lógica que coloniza subjetividades”. Tbjo. Inédito.

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